Orientación sexual e identidad de género
- Violencia. Las personas LBTI se enfrentan a la violencia, la coerción y las amenazas de tipo físico, sexual y psicológico. Lo más frecuente es que esta violencia constituya una forma de castigo por actuar fuera de las normas de género establecidas (ACNUDH, 201).
- Las mujeres transgénero con cuerpo de varón se enfrentan a problemas específicos en relación con las agresiones sexuales. En muchos países, las personas con cuerpo de varón no pueden buscar una reparación judicial en caso de agresión sexual o violación, lo que agrava la marginación y el riesgo que afrontan las personas transgénero víctimas de violencia (Stemple, 2009).
- Leyes discriminatorias. Las personas LBTI no solamente se enfrentan a la violencia a manos de sus familias y comunidades, sino que también sufren la violencia colectiva en forma de leyes discriminatorias (Brown, 2011). En 76 países existen leyes criminalizadoras basadas en la orientación sexual y la identidad de género, incluidas las “leyes contra la sodomía” y las leyes que restringen las actividades y relaciones sexuales entre adultos que consienten (ILGA, 2011, p. 9; para un estudio de ámbito mundial sobre las leyes que penalizan los actos sexuales entre adultos del mismo sexo que consienten).
- Las personas transgénero pueden estar expuestas al riesgo de la violencia, la discriminación y la privación del acceso a servicios cuando su aspecto no coincide con su información, foto o nombre en documentos de identidad del Estado. (Para un estudio sobre la discriminación contra las personas transgénero en los Estados Unidos, véase Grant et al., 2011).
- Las personas LBTI —e incluso las personas que no se consideran en estas categorías pero que actúan fuera de las normas de género establecidas— también se arriesgan a ser castigadas arbitrariamente con arrestos, detenciones y, en algunos países, la pena de muerte por su orientación sexual o identidad de género, ya sean reales o percibidas (ACNUDH, 2011).
- Prácticas discriminatorias. Las personas LBTI de todo el mundo sufren la discriminación en el acceso y la calidad de la atención sanitaria, el empleo, la vivienda y la educación. Las restricciones a su libertad de expresión y de reunión crean un silencio y un aislamiento forzados, y muchas de ellas se enfrentan a una discriminación adicional por parte de sus familias y comunidades (ACNUDH, 2011).
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