miércoles, 7 de enero de 2015

  • En tiempos de conflicto se pueden agravar los riesgos que afrontan las personas LBTI. Por ejemplo:
    • A causa de la discriminación, las personas LBTI pueden tener problemas para acceder a oportunidades de desarrollar medios de vida, lo que incrementa su exposición a la pobreza (ACNUDH, 2011). Por ejemplo, las personas LBTI se pueden ver excluidas de los grupos económicos o de subsistencia, y es posible que los empleadores despidan o se nieguen a contratar a una persona por su orientación sexual o por la identidad de género que le atribuyen.
    • La marginación social y económica, agravada por el conflicto, puede forzar a las personas LBTI a convertirse en trabajadores sexuales, una actividad en la que se enfrentan a un mayor riesgo de explotación, abuso y violencia, a menudo a manos de la policía o los militares que los han detenido (McMillan y Worth, 201).
    • Es posible que las parejas lesbianas que conviven no sean reconocidas como unidad familiar, especialmente si no tienen hijos, y que se les nieguen alimentos y servicios necesarios que sí se ofrecen a otras familias registradas en campamentos de refugiados o de desplazados internos (Knight y Sollom, 2012).
    • Los refugios, lavabos, instalaciones sanitarias y otras instalaciones que estén segregados por género excluyen a los que no encajan claramente con los géneros masculino o femenino, o a aquellos que no están legal o públicamente reconocidos como personas del género con que comúnmente se les identifica. Es posible que las mujeres transgénero no “parezcan” mujeres o que no sean percibidas como tales por la población general. Cuando esto sucede, es posible que se les niegue un refugio seguro junto a otras mujeres y que se vean forzadas a compartir refugio con hombres, lo que incrementa su riesgo de agresión, acoso y abuso (Knight y Sollom, 2012).
    • Antes del conflicto, las personas LBTI a menudo han encontrado maneras de superar, evitar y minimizar el acoso y la violencia cotidianos creando espacios y comunidades propios. Cuando las comunidades se dispersan, los espacios seguros son destruidos y los patrones de movimiento se ven interrumpidos a causa del conflicto, las personas LBTI pueden tener que afrontar un mayor nivel de violencia (Laguerre et al., 2010).
  • En 2006 los Principios de Yogyakarta fueron desarrollados en Yogyakarta (Indonesia) por un grupo de expertos internacionales en derechos humanos como respuesta a los abusos contra las minorías sexuales y de género. Los Principios de Yogyakarta constituyen una guía universal sobre los derechos humanos que afirma estándares legales internacionales y vinculantes que todos los Estados deben cumplir. Para una copia de estos principios, disponibles en seis idiomas, véase el sitio web.

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